viernes, 15 de enero de 2016
Un día con los exploradores del universo
La primera sensación al llegar a Paranal es la de estar perdido en otro planeta. Nada más salir del coche se siente la sequedad en la nariz y los labios empiezan a cuartearse. El cielo es de un azul impoluto; la tierra, parda y roja; el paisaje, marciano. Estamos en el desierto de Atacama, al norte de Chile, el lugar más seco de la Tierra. Aquí, a más de 2.600 metros de altura, a dos horas en coche de la población más cercana, donde el cielo está despejado más de 300 noches al año, se alza el observatorio óptico más sofisticado del mundo, el Telescopio Muy Grande (VLT).
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